Un diente del antepasado del Megalodón en un lugar de habitación neolítico de Sharbitat (Sultanado de Omán).
Sin duda alguna el tiburón es un animal que no deja indiferente a nadie. Hay a quienes el miedo les invita a odiarlo y otros que ven en él un auténtico fenómeno de la naturaleza a investigar, por ejemplo, por su inmunidad a enfermedades que acaban con la vida de los humanos o por su elegante manera de nadar. Asimismo, es un animal que ha servido como alimento para las sociedades desde tiempo atrás. Sin embargo, la relación entre el humano y el tiburón, como gran depredador de los océanos, ha sido investigada por su carácter ritual al aparecer dientes de diferentes especies acompañando sepulturas o al asociarse estos con deidades en diferentes culturas.

No es extraño encontrar dientes de tiburón entre las sociedades cazadoras-recolectoras marítimas, en este caso, de la zona del Sultanato de Omán; aunque la aparición de estos es común también en zonas de Portugal o de Sudamérica. En muchas ocasiones, estos dientes estaban asociados a rituales funerarios y aparecen acompañando los restos de algunos individuos inhumados. Este hecho, para muchos autores, sugiere una relación simbólica entre humanos y tiburones.
En el caso que nos ocupa, el diente se encontró en una estructura doméstica de Sharbitat (Sultanato de Omán). Los dientes de tiburón en las sociedades costeras neolíticas de esta zona se suelen encontrar como elementos funcionales, normalmente, en forma de puntas de flecha. Sin embargo, lo que hace único este hallazgo es el hecho de que no sea de un ejemplar contemporáneo a la sociedad neolítica a la que perteneció, sus enormes dimensiones y su aspecto fósil. Los expertos han determinado que se trataría de un diente de Otodus (Megaselachus) chubutensis, el antepasado del bien conocido Megalodón (O. (Megaselachus) megalodon). Esta especie habría vivido entre el Mioceno inferior y Medio.
Al parecer el lugar del que lo pudieron coger se encontraría a 4.600 metros de donde se produjo el hallazgo. Se trataría originalmente de una depresión marina en la que quedarían depositados gran cantidad de piezas dentales de animales marinos. Además, se han encontrado bifaces y restos de talla cerca de este lugar, lo que indicaría que ya sería visible en el Neolítico.
En cuanto a qué le empujo a cogerlo, parece que la relación entre humanos y tiburones ha sido una constante durante toda la historia. La pesca de tiburones es una actividad que ha sido beneficiosa durante mucho tiempo y son muchos los grupos que se han especializado en ello. Los tiburones han sido una de las criaturas más importantes para la tradición pesquera, además de una de las más provechosa, ya que su carne sirve de alimento, su aceite se usa en muchas ocasiones para calafatear los barcos y la aleta y la cola se exportan al Lejano Oriente. En la Península de Omán, la pesca de tiburones se documenta desde el Paleolítico superior. Por tanto, no es extraño encontrar dientes de diferentes especies de tiburón en la zona, aunque en este caso se trate de un diente que llamaría la atención por su tamaño y por el hecho de que fuese extraído de un depósito antiguo. Esto evidenciaría la importancia que debían tener estas criaturas en la época.
Algunos investigadores apuntan a que los dientes de tiburón pudieron representar elementos complejos con diferentes funciones: emblemas de grandes depredadores, iconos de poder espiritual, símbolos de una sociedad marítima y, en ocasiones, algún tipo de herramienta. En el caso del diente fósil, parece que podría formar parte del imaginario de las sociedades cazadoras-recolectoras marítimas, se podría interpretar como el testimonio de un tiburón gigante en una comunidad de pescadores de tiburones. Probablemente, tendría un significado simbólico relacionado con la práctica de la pesca de tiburones.
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