Saqqara: la gran necrópolis de Menfis, un continuo lugar de descubrimientos (Parte 1)
Sin duda, 2020 fue el año de los descubrimientos para Saqqara, pero se llevan años encontrando auténticos tesoros arqueológicos en la zona. ¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a Saqqara? ¿Y dónde reside la enorme importancia de lo que se encuentra en este lugar?
Saqqara es el lugar en el que se encuentra la necrópolis principal de la ciudad de Menfis, a unos 30 km de El Cairo y 22km de las pirámides de Guiza, situada en Oeste del Nilo, lugar por el que se ponía el sol y donde se situaban los complejos funerarios. Esta necrópolis se usó desde la Dinastia I hasta la época cristiana con algunos periodos de abandono, por tanto, su expansión en el tiempo le confiere una importancia enorme con uso durante unos 3000 años, por lo que se considera una de las mayores necrópolis reales del mundo. Los faraones del Imperio Antiguo eligieron este lugar para erigir majestuosos complejos funerarios, que junto a las numerosas tumbas de nobles hacen que sea un lugar con increíbles sorpresas para los arqueólogos. La elección de este lugar por las élites del lugar, no era un hecho fortuito, ya que el lugar estaba consagrado al dios Socar, dios de la oscuridad, de la decadencia de la tierra, protector de los muertos y patrón de los herreros. Además de tumbas de faraones y los cementerios asociados a ellas, se encuentran templos y lugares de culto, de los que destacan: Anubeïon, Bubasteion, Sérapéum o Iséum. Para algunos arqueólogos Saqqara es el yacimiento arqueológico más importante de Egipto.

En Saqqara se encuentra numerosas pirámides, pero sin duda la más importante es la de Djoser. Saqqara se encuentra a los pies de esta pirámide escalonada de piedra, que se trata de la más antigua del mundo de la que se tiene constancia. Fue construida por Imhotep, el gran arquitecto, poco antes del 2600 a.C. Se trata de una pirámide de 60 metros de altura, la construcción más grande que habían llevado a cabo los egipcios hasta la época, solo superada casi 100 años más tarde por las famosas pirámides de Gizeh. No obstante, no habría sido así desde su construcción, sino que sería el resultado de varias modificaciones. En un comienzo habría sido una mastaba, es decir, una estructura de ladrillo de techo plano que servía para cubrir las tumbas de los faraones desde la primera dinastía, y habría sido para otra persona. Ya durante el reinado de Djoser se llevó a cabo, tras varias ampliaciones, la que finalmente, la convertiría en la pirámide que se ve en la actualidad, formada mediante la superposición de mastabas. Lo que pretendía esta pirámide, tumba de Djoser, era que este ascendiera para encontrarse con el dios Re, sin enfrentarse al tribunal de Osiris.
Los antiguos egipcios creían en la vida eterna tras la muerte. Para ellos, tras la vida vivirían toda la eternidad en el campo de juncos, pero para ello tenían que superar una serie de pruebas en el inframundo. La más importante era en la sala de juicio ante Osiris, dios de la muerte y resurrección. La persona se dirigía a los 42 jueces y juraba no haber cometido pecados en vida. Tras esto, se pesaba su corazón en la balanza contra la "pluma de la verdad y la justicia". Si el corazón pesaba más, un demonio con cabeza de cocodrilo se lo comía y la persona no podía acceder al paraíso. Sin embargo, si existía equilibrio, la persona era declarada "de voz verdadera" y comenzaba su viaje al campo de juncos.
Sin embargo, y a pesar de su grandeza, no es ni mucho menos, el único descubrimiento de incalculable valor arqueológico de Saqqara. En ella se han encontrado, las tumbas de numerosos reyes y reinas, oficiales, funcionarios, nobles y de la propia nodriza de Tutankamón. Entre estas tumbas, se encuentran las de un sacerdote de alto rango del Imperio Antiguo o la de un funcionario y noble de la Quinta Dinastia. Asimismo, se encontraba en 2018 un taller de embalsamadores, que ponía en relieve el negocio de la momificación en Egipto. En los últimos meses, se han encontrado numerosos sarcófagos cerca de la pirámide de Djoser, poco después del anuncio del hallazgo de otros tantos sepulcros intactos. Todos ellos tratados en nuestras próximas publicaciones sobre Saqqara.

Los riscos orientales de Saqqara, fueron el lugar donde se erigían grandes centros de culto a los animales, uno de los más importantes de estos, se encontraba en la zona anteriormente mencionada de Bubasteion, donde se encontraría un centro de culto y templo dedicado a Bastet, diosa de la maternidad, belleza y amor, habitualmente vista como una gata o una mujer con cabeza de gata. Como todas las diosas tiene un lado tranquilo y pacífico y otro temible al enfadarse. En este caso, Bastet se transforma en una mujer con cabeza de leona, asimilándose con la diosa Sekhmet, diosa de la venganza y las plagas. En los templos estaba la manifestación divina de la diosa o dios en el cuerpo de un animal. Este animal era tratado como un dios en su vida, le hacían ofrendas, plegarias, al mismo tiempo que se le daban amuletos y figuras de madera, piedra o incluso bronce. Sin embargo, acometer un sacrificio de sangre a un dios significaba más que una figura, por lo que no era raro que las personas dieran momias de animales en ofrenda. Se cree que los que se daban en ofrenda no eran de las propias personas, sino que se trataría de gatos de los sacerdotes, quienes contrataban a aldeanos que tendrían granjas de gatos donde estos serían criados para ser más tarde momificados y ofrecidos como ofrenda.
De este modo, se encontraron una gran cantidad de momias de gato, junto con momias de otros felinos, aves, escarabajos e, incluso, de algún cocodrilo. Pero la que más llamó la atención de los arqueólogos fue una de un supuesto gato de gran tamaño con la cara dibujada en las telas que le envolvían. Parecía claro que no se trataba de un gato normal y al realizar las pruebas mediante rayos X, descubrieron que se trataba de la momia de un cachorro de León, junto a esta se encontró otra de León. Ambas pertenecerían a cachorros de unos 6 meses y serían las primeras momias completas de cachorros de León. Estas momias podían estar asociadas con la adoración a la diosa Sekhmet. Este descubrimiento podría indicar que los antiguos egipcios podrían criar animales salvajes para usarlos como ofrendas.
Más información sobre la pirámide de Djoser:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/piramide-djoser_7518/6
