Redefiniendo las redes simbólicas: La cueva de Aitzbitarte
La revisión de los registros arqueológicos o incluso el descubrimiento de sitios nuevos, pueden hacernos reformular planteamientos anteriores. Así ha sido con las tres nuevas cuevas que albergan arte rupestre y que se descubrieron en el 2015 en el cerro de Aitzbitarte (cerca de San Sebastián). Las cuevas tienen grabados de animales (sobre todo bisontes) que no siguen las características formales hasta ahora conocidas del Paleolítico del norte peninsular. No obstante, tienen grandes similitudes con algunas cuevas del sur de Francia como Gargas, Cussac o Roucadour de estilo gravetiense. Por tanto, podríamos reformular las redes de intercambio iconográfico hasta ahora aceptadas y que parece no cumplirse en este caso.
Gracias a un análisis multidisciplinar y estadístico, se ha llegado a la conclusión de que las expresiones artísticas de Aitzbitarte tienen una mayor complejidad para el gravetiense y también contradice el supuesto aislamiento de las expresiones simbólicas de la costa cántabra en época premagdaleniense. Hasta hace bien poco, la mayor parte del arte parietal se encontraba entre la Región Cantábrica y Pirineo Norte. Con los recientes descubrimientos y el estudio de los mismos, el número de conjuntos parietales conocidos se ha triplicado en la zona entre el río Nervión y el Bidasoa. Además, algunas de esas representaciones sabemos que son anteriores al periodo Magdaleniense, registro con el que no contábamos hasta el momento.
En relación a lo anterior, suscitan especial interés las cuevas de Aitzbitarte III, V y IX descubiertas en 2015 y en las que aparecieron grabados muy finos nunca vistos en el norte peninsular hasta el momento, más propios del sur de Francia y del estilo gravetiense. Por tanto, estas características nos permiten discutir sobre las redes de intercambio iconográfico y las conexiones entre poblaciones de las diferentes regiones de Europa occidental durante el Gravetiense. En la cueva de Aitzbitarte III hay dos áreas de excavación: una a la entrada de la cueva y otra más adentro. Los últimos análisis y dataciones determinan que aquí el gravetiense comenzó bastante temprano y duró hasta el 22.000 B.P. se caracteriza por útiles como cuchillas, buriles, y algunas herramientas de hueso. Se han encontrado restos animales de ciervos, bóvidos, aves, peces e incluso moluscos consumidos. Aitzbitarte IX no se ha llegado a excavar porque se derrumbó la entrada a la cueva.
En cuanto a las representaciones en las tres cuevas, el bisonte (reconocible por su joroba) es el animal más representado y el único en Aitzbitarte V y IX. En Aitzbitarte III también aparecen caballos y uros (reconocibles por los cuernos puntiagudos e inclinados, ausencia de joroba y cuerpo macizo). En una sola ocasión, han representado un pájaro y entre los motivos no figurativos, aparecen signos, pero no convencionales. Todas esas representaciones han sido grabadas en la piedra. En cuanto a la representación d ellos animales, la mayoría son imágenes parciales. Excepto el bisonte, que aparece representado de cuerpo entero, pero con una perspectiva incorrecta. Todas las representaciones se ubican en áreas secundarias de la cueva, ninguna en los pasajes principales. Además, el acceso es muy complicado en todos los casos.
Estos descubrimientos recientes son un recordatorio constante de lo mucho que nos queda por investigar y de que cualquier nuevo descubrimiento puede suponer la necesidad de revisión de teorías anteriores. En el caso de estas cuevas, vemos como las representaciones si bien son relativamente comunes en la península, el estilo es muy particular e incluso insinúa posibles redes de contacto cronológicamente tempranas por parte de los grupos sociales distribuidos a lo largo de la Europa occidental.

Representación de las cuevas de Aitzbitarte