Patrimonio oculto III: Antequera

En un espacio natural casi mágico, el conjunto arqueológico de los dólmenes de Antequera ofrece a la historia de la humanidad un registro más que imprescindible. El escenario se enmarca entre la Peña de los Enamorados, conocida así por una antigua leyenda, y el Torcal de Antequera, un espacio marcado por los curiosos diseños que la erosión ha ido dibujando en la roca caliza. Analizando el tipo de entorno natural que se halla en esta región, no es de extrañar que las poblaciones neolíticas decidieran elegir este lugar como emplazamiento para sus monumentos funerarios.

El conjunto está formado por dos dólmenes (de Menga y de Viera) y un tholos (de El Romeral). Cada uno de estos espacios tiene sus propias características que le asemejan y diferencian de otros europeos.
Es comúnmente conocido el hecho de que los conjuntos megalíticos suelen estar orientados hacia el sol; bien el amanecer, bien el atardecer. Sin embargo, en el caso de Antequera, destaca el hecho de que tanto el dolmen de Menga como el tholos están orientados hacia otro fenómeno natural. La Peña de los Enamorados es el destinatario de la mirada del dolmen, mientras que El Romeral está mirando fijamente hacia El Torcal. No se sabe la causa de este cambio en la orientación; sin embargo, está claro que hubo un cambio de paradigma puesto que el cambio es desde la astrología hacia la geografía. Quizás la propia forma de interactuar que tiene el sol con estos dos espacios naturales tuvo una influencia directa en este proceso.
Si se analiza de forma individual cada uno de los espacios:
El dolmen de Menga es un sepulcro de galería, con un corredor de acceso que desemboca en la propia cámara sepulcral. Todo está cubierto con cinco losas que se apoyan en tres pilares de base cuadrada.
El dolmen de Viera, más pequeño que el de Menga, tiene una estructura bastante similar. Otra de las diferencias es la orientación, en este caso movida por cuestiones astrológicas. La separación entre espacios en este dolmen es muy similar a la que se encuentra en las necrópolis de los Millares, entre otros.
El dolmen de El Romeral o tholos es la tercera de las construcciones megalíticas del conjunto, siendo el más moderno de ellos y, además, con una estructura diferente. La entrada es un largo corredor que desemboca en la sala principal, la cámara sepulcral que tiene una estructura abovedada, lo que le da el nombre de tholos.
El conjunto arqueológico tiene una gran importancia para el estudio de las construcciones megalíticas, ya no sólo por el estado de conservación sino porque son una de las primeras construcciones de este tipo de Europa y aportan un caso excepcional por su orientación geográfica más que astrológica. Estos fueron los principales argumentos que se emplearon para que en 2016 se declarara este conjunto como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Antequera ha sido, además, espacio de reunión de investigadores y gestores de patrimonio siendo receptor de seminarios y debates sobre megalitismo.
Cada año, tras este nombramiento, en Antequera hay festejos que incluyen una amplia variedad de eventos culturales. Sin embargo, ¿qué se está haciendo para divulgar y conservar este yacimiento único?
En 2005 se llevaron a cabo trabajos de conservación y adecuación para hacer visitable el conjunto, tanto estructuralmente con la ubicación de pasarelas y caminos guiados como iluminación artificial. No obstante, los principales trabajos se llevaron a cabo después del nombramiento del sitio como Patrimonio de la Humanidad, momento en que hubo que adecuarlo a las exigencias de la UNESCO. A principio de este 2020, el museo arqueológico estaba cerca del 85% de su construcción. Con las obras paradas durante la pandemia del COVID-19 los trabajos se habrán retrasado, por lo que habrá que esperar para valorar el discurso expositivo.
Las web que tanto la Junta de Andalucía como el propio ayuntamiento de Antequera tienen en relación con los dólmenes tienen una información somera e introductoria sobre el yacimiento y los espacios naturales que también están en el Conjunto. Una de las más interesantes cuestiones es que en ambas plataformas hay una amplia variedad de idiomas en los que se puede recibir la información, lo que invita a pensar que en el propio yacimiento también se va a poder acceder a esta multilingüística. El trabajo planteado desde el ayuntamiento para favorecer la visibilización conlleva que año tras año el número de visitantes aumente, llegando a acercarse al cuarto de millón.