Nuevos hallazgos gracias a las heces fosilizadas
No es la primera vez que os hablamos de los coprolitos o heces fosilizadas, de hecho dedicamos un post a este tema en el que explicábamos lo que son y las técnicas que se usan para su estudio. También os comentábamos la variada información que se puede obtener de su análisis, desde el estudio de la paleodieta, del medio en el que se produjeron, paleopatología, etc. Este mes nos encontrábamos con dos noticias relacionadas con el estudio de los coprolitos y no queríamos dejar pasar la oportunidad de hablar una vez más de este importante elemento al que no le solemos prestar demasiada atención.
Para abordar la primera de ellas nos tenemos que situar hace 230 millones de años en la zona de la actual Polonia. En este lugar, un ancestro triásico de los dinosaurios, el Silesaurus opolensis, calmó su hambre con una ingente cantidad de insectos, y como nos pasa a todos tras una comilona, el dinosaurio dejó sus heces que quedaron para la posteridad al fosilizarse y convertirse en coprolitos. Estos han sido descubiertos por los paleontólogos recientemente que entre los insectos presentes vieron unos pequeños escarabajos no conocidos hasta el momento. Mediante una técnica denominada microtomografía de sincrotón han conseguido reconstruir en 3D a estos escarabajos de diminuto tamaño. Algunos de los ejemplares se encontraban casi completos lo que facilitó el descubrimiento.

Los investigadores llamaron a esta nueva especie de escarabajo Triamyxa coprolithica y representa un linaje extinto del suborden Myxophaga. Los ejemplares modernos de estos son pequeños y viven en ambientes húmedos alimentándose de algas. Y se cree que habría compartido espacio con escarabajos de mayor tamaño, ya que no podía ser la única comida de Silesaurus opolensis, sin embargo, gracias a su pequeño tamaño, se ha podido conservar casi completo. Esta especie representa la primera especie animal que se ha identificado gracias a los coprolitos.
La otra noticia que conocíamos tiene que ver con la civilización maya y el colapso que sufrió. Gracias a los restos fecales fosilizados encontrados en sedimentos localizados al lado del yacimiento de Itzan, se ha podido determinar que el tamaño de la comunidad varió de manera significativa como consecuencia del cambio climático contemporáneo. El estudio se basa en los estanoles encontrados en las heces. Los estanoles son moléculas orgánicas de las heces humanas y de animales que se conservan en capas de sedimento bajo lagos y ríos. Se asume que la concentración de estanoles es un marcador del tamaño de las poblaciones humanas.
Este estudio permitió determinar que la población de Itzan sufrió diversas variaciones a lo largo de tiempo y se descubrió que la presencia humana en la zona era anterior a lo que se pensaba anteriormente. Las variaciones poblaciones se relacionaron con los diversos cambios climáticos de la zona. De este modo, los investigadores aseguran que los estanoles fecales son marcadores fiables para obtener información de las dinámicas de las poblaciones del pasado.
Estos estudios demuestran la utilidad de las heces fosilizadas o coprolitos para el estudio de las poblaciones humanas y no humanas del pasado. Y, en el caso del segundo estudio, abren la puerta a estudios que permitan complementar los datos arqueológicos sobre cambios demográficos.
Estudios mencionados:
Qvarnström, Martin et al. (2021) Exceptionally preserved beetles in a Triassic coprolite of putative dinosauriform origin
Keenan, Benjamin, et al. (2021) Molecular evidence for human population change associated with climate events in the Maya lowlands