Los adornos en la Prehistoria
Los primeros adornos personales en la Prehistoria los encontramos asociados a los neandertales, pero si bien es cierto que estos son especialmente característicos de nuestra especie, pues fue durante el Paleolítico Superior cuando surgió un apego a estos objetos, evidenciado en rituales funerarios en forma tanto de cuentas de collar como de colgantes completos.
En los inicios de la "joyería" prehistórica, los adornos eran fabricados a partir de materiales naturales fácilmente disponibles como dientes de animales, huesos, varios tipos de conchas, piedra tallada y madera.
Entre los orígenes de la "joyería prehistórica" encontramos elemento funcional para sujetar las prendas de vestir, como objeto de ornamentación puramente estético, o para un uso espiritual y religioso, mandando mensajes de posición y prestigio, de identidades étnicas e incluso de estados civiles.
No obstante, la gran explosión de los adornos personales tiene lugar durante el Neolítico, momento en el que se produce tanto un aumento tanto en cantidad como en calidad de los elementos de ornamentación.
Entre los adornos personales neolíticos, son de gran belleza los brazaletes de piedra, uno de los fenómenos arqueológicos más destacados de las primeras sociedades neolíticas en una amplia parte del Mediterráneo Occidental, elaborador generalmente con materiales autóctonos, mediante percusión, martilleo o perforación, siendo la lítica más empleada el mármol.
La fotografía corresponde a una réplica en resina de poliuretano, a partir de original, de un brazalete pétreo estrecho y liso procedente de uno de los abrigos de los Yacimientos Arqueológicos de la Araña (www.complejohumo.org), que se encuentran en la bahía de Málaga.