La mente neandertal

La misma palabra "neandertal", aquellos parientes nuestros corpulentos que vivieron en Eurasia hace entre 39.000 y 350.000 años, ha sido y aún sigue siendo un termino peyorativo sinónimo de idiotez o brutalidad. Esta connotación peyorativa tiene su origen en el siglo pasado, cuando fue descubierto el esqueleto de un individuo de este espécimen con morfología distinta a la nuestra y con ciertas anomalías, consecuencia de la avanzada edad del individuo, que en su momento fueron interpretadas como evidencias de degeneración o infrahumanidad.
Al contrario de lo que ocurre con muchas de las investigaciones, a medida que avanzan las investigaciones sobre la mente neandertal, el misterio sobre su desaparición tras existir durante cientos de miles de años se hace más profundo. En la actualidad, los esfuerzos sobre los misterios neandertales se concentran en resolver los enigmas de su extinción, pues esto ayudaría a conocer y entender cuales son las diferencias entre Homo sapiens y el resto de los homínidos, diferencias que le permitieron convertirse en la especie de éxito que son hoy día.
Durante muchos años, los paleoantropólogos han buscado pistas en los cráneos fósiles, pues mediante el estudio de la cavidad interior y la reconstrucción del cerebro y estudio de su morfología exterior, se pueden establecer en cierta medida las capacidad cognitivas de los neandertales. Sin embargo, estos estudios no ha posibilitado conocer las diferencias existentes entre sapiens y neandertales, a excepción de diversas diferencias asociadas a la morfología externa craneal, que no ofrece información alguna sobre el comportamiento de estos homínidos extintos. Por el contrario, las diferencias morfológicas externas entre ambos cráneos si permiten inducir asimetrías en el cerebro que pueden asociarse al empleo del lenguaje, elemento clave de la conducto humana moderna.
Estudios realizados sobre la forma del cráneo de los neandertales en diferentes etapas del desarrollo indican que estos alcanzarían su gran tamaño cerebral mediante un proceso distinto, tras el nacimiento, al de Homo sapiens, cuyo origen podría tener profundas raíces evolutivas. La evolución independiente del cerebro neandertal pudo haber dado diversas oportunidades para la aparición de otras diferencias más sutiles que el tamaño global, como las que afectan a la conectividad.
Algunas de estas diferencias sutiles pueden entreverse en los análisis de ADN, análisis que han permitido a los genetistas indagar en el ADN antiguo desde que se publicó el borrador del genoma de los neandertales en 2010. Los resultados de los análisis dejaron en evidencia la existe de una variante del gen FOXP2 presente en sapiens,asociado al habla y al lenguaje, entre los neandertales, y la existencia de hasta 87 genes que difieren entre ambos. Sin embargo, no todo puede explicarse por la existencia o no de un determinado gen en un homínido o otro, pues la activación y desactivación de dichos genes pudo también diversificarse.
Entonces, la pregunta es ¿las diferencias existentes en las secuencias de ADN y la actividad de los genes pueden traducirse en diferencias cognitivas? Para obtener una respuesta a la pregunta, el genetista John Blangero, ha propuesto, además de analizar la secuencia del genoma neandertal, introducir secuencias de ADN neandertal en células humanas actuales, con el objetivo de estudiar la función de las neuronas neandertales en placas de Petri.
Según el análisis del genoma neandertal, Blangero obtuvo resultados que sugieren que los neandertales tenían regiones cerebrales claves, como el área de la sustancia gris, el área de Broca y la amígdala, más reducidas que los sapiens, de igual manera tendrían menos sustancia blanca, que se traduce en una menor conectividad cerebral. Sin embargo, no todo el mundo cree que se puedan extraer conclusiones sobre la mente de los neandertales a partir del ADN, pues estos pudieron presentar variantes genéticas que influyeron en su función cerebral y no existir su homólogo en los humanos actuales. El principal problema de conocer como era la mente neandertal a partir de sus genes es que aún se desconoce cual es el efecto de los diferentes genes en el pensamiento de nuestra especie.
Otra vía para el estudio de la mente neandertal es la del estudio de los restos arqueológicos, pues debido a las limitaciones de la anatomía fósil y que la investigación del ADN antiguo está en su fase inicial, son muchos los especialistas que creen que los registros arqueológicos que dejaron estos homínidos extintos como, elementos simbólicos, herramientas, residuos, restos habitacionales, etc, proporcionan pruebas claras sobre el funcionamiento de su mente, aunque esto no deja de genera controversia entre los distintos investigadores.
A partir de las investigaciones de los restos arqueológicos recuperados y descubiertos en los últimos años, los neandertales exhibían un comportamiento propio de los humanos modernos, lo que les habría ayudado a progresar y dispersarse por el mundo. Pero entonces ¿por qué desaparecieron los neandertales y los sapiens no? Una hipótesis propone que el homo sapiens disponía de herramientas más diversas, lo que aumentaría el rendimiento en la obtención de recursos, a lo que ayudo el mayor tamaño de su población y la mayor conectividad entre grupos, por lo que era más eficiente el mantenimiento y aprovechamiento de los conocimientos.
Sin embargo, no debemos de pensar que la llegada de los humanos modernos produjo la extinción inmediata de los neandertales. Ambas especies convivieron entre 2600 y 5400 años, lo cual está evidenciado en el porcentaje de ADN neandertal, entre un 1,5 y un 2,1, que existe entre los humanos actuales que vivimos fuera de África. Según algunos especialistas, fue la hibridación entre una gran población de sapiens con una pequeña población de neandertales lo que llevó a la desaparición del acervo genético y por tanto la desaparición de la especie.
Fuente: Investigación y Ciencia (2018)