La defensa costera más antigua: Tel Hreiz
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Recientemente se ha descubierto una característica línea de rocas en torno al asentamiento neolítico sumergido de Tel Hreiz (7500-7000 B.P), frente a la costa de Carmel en Israel. Se trata de una construcción linean hecha de piedras y que se ubicaba alrededor del asentamiento frente al mar. Basándose en el contexto arqueológico, la datación radiométrica y el modo de construcción, se ha llegado a la conclusión de que era coetáneo del propio asentamiento neolítico. Parece que pudo usarse como malecón, construido para que protegiera al pueblo de las subidas de la marea y el aumento del nivel del mar. Es, hasta el momento, la defensa costera más antigua conocida en el mundo.
Debido a su gran longitud, el uso de cantos rodados no locales y la disposición concreta en el paisaje, reflejan el inmenso esfuerzo que supuso su construcción para los el grupo neolítico. Por desgracia, fue una solución temporal pero finalmente el Mediterráneo terminó inundando el poblado.
Establecer el asentamiento en entornos como éste tiene muchos beneficios: el acceso a recursos marinos al igual que terrestres pero también peligros, ya que éstas zonas están sujetas a cambios estacionales a veces inesperados como tormentas, huracanes, tsunamis y la subida del nivel del mar. Por tanto, los asentamientos que se encuentran en primera línea de mar requieren de una respuesta humana rápida como la modificación del entorno natural o el abandono del asentamiento. De hecho, existen multitud de asentamientos bajo el mar que atestiguan esos cambios en el nivel medio del mar. Se han descubierto asentamientos neolíticos que se inundaron por el aumento del nivel del mar post-glacial a lo largo de un tramo de 20 km frente a la costa de Carmel, en el norte de Israel. Además, existe una correlación entre la antigüedad del asentamiento y su localización: cuanto más sumergido y alejado de la costa actual, más antiguos son.
El asentamiento de Tel Hreiz fue reconocido por primera vez como un yacimiento arqueológico en 1960. Entre 2012 y 2015, gracias a las tormentas invernales, quedó parcialmente expuesto lo que hoy interpretamos como malecón. La metodología para el estudio y excavación de éste tipo de yacimientos son algo particulares por la dificultad de acceso y trabajo. En el caso de Tel Hreiz, los restos están incrustados en un paleosuelo arcilloso que está cubierto de arena (hasta 2m), que ha servido de barrera protectora. Retirar esa cantidad de arena móvil es una tarea complicada y por eso la estrategia ha sido aprovechar los momentos en los que las tormentas han arrastrado las capas de arena dejando las estructuras arqueológicas al descubierto. Por tanto, hay que trabajar en los restos rápido para registrar la mayor cantidad de información posible antes de que las olas muevan de nuevo la arena o incluso algunos útiles. Una vez inspeccionada la zona y documentada, se retiran (en caso de ser necesario) el material que se considera en riesgo de erosión o recolección ilegal.
Además, entre los restos arquitectónicos aparecieron multitud de cerámicas, restos de fauna, anillos, huesos de aceituna que sugieren la extracción de aceite, útiles de piedra e incluso dos esqueletos femeninos (ambas tendrían en torno a los 18-20 años cuando murieron) enterrados en la arcilla pero sin ninguna estructura funeraria propiamente dicha. Todo esto nos indica que se trataba de una comunidad sedentaria que ocupó esa zona durante varios siglos (por las dataciones que nos da el Carbono 14.
Para concluir, el
malecón de Tel Hreiz se parece mucho a un ejemplo posterior de la misma región,
lo que significa que hubo una continuidad en la práctica de construir estos
malecones de protección en los asentamientos costeros.

Algunos de los restos encontrados en el yacimiento de Tel Hreiz.