El posible poder político de las mujeres en el sudeste peninsular durante la Edad del Bronce

06.04.2021

El descubrimiento de una mujer con una diadema de plata junto a uno de los ajuares más ricos de inicios de la Edad de Bronce de Europa han llevado a los investigadores a sugerir que la mujer podía pertenecer a una élite con peso político y poder en la toma de decisiones. El descubrimiento se llevó a cabo en el yacimiento de La Almoloya (Murcia) en una tumba doble, en la que se encontraba el cuerpo de la mujer de entre 25 y 30 años y el de un hombre de entre 35 y 40 años, enterrados ambos hace casi 4000 años (en torno al 1700 a.C.) bajo el subsuelo de un edificio, forma común de enterramiento en estas sociedades.

Diadema de plata encontrada en el cráneo de la mujer de La Almoloya (Murcia). Fuente: Llull et al., 2021
Diadema de plata encontrada en el cráneo de la mujer de La Almoloya (Murcia). Fuente: Llull et al., 2021

El ajuar que se encontró en esta tumba (Tumba 38) no solo era de un volumen extraordinario con más de un cuarto de kilo de plata en coleteros, dilatadores, pulseras, etc., sino que además tenía un elemento muy exclusivo de la que solo se han encontrado cinco en todo el sudeste de la Península, la diadema. Parece que más allá de establecer una diferencia de estatus social y económico, podía tener un significado de diferenciación política. La riqueza que se encuentra en la tumba apunta a que ella habría sido un alto mando local, y él podría haber sido su consorte. El contexto que rodea al descubrimiento es lo que ha permitido sugerir a los investigadores un posible poder político de las mujeres. Las otras diademas encontradas en la zona carecían de contexto, lo que imposibilitó llegar a conclusiones claras sobre su significado.

Los investigadores creen que este yacimiento sería un lugar con un papel político de gran importancia por su situación estratégica y su visibilidad privilegiada. El edificio donde se encontró la tumba se cree que sería un edificio con funciones tanto residenciales como de decisiones políticas, ya que contaba con una sala con bancos para unas 60 personas.

La mujer pertenece a la cultura argárica que prosperó en el sudeste de la península ibérica entre el 2200 y el 1500 a.C. Se cree que en esta cultura las mujeres eran consideradas adultas a una edad menor que los chicos, ya que se han encontrado niñas de 6 años enterradas con cuchillos y herramientas, mientras que en las tumbas de los niños no se encuentran estos elementos hasta la adolescencia. También se sabe que las tumbas de algunas de las mujeres de El Algar se reabrieron pasados años para enterrar a otras mujeres y hombres, una práctica poco usual que otorgaba gran honor. Y por último, también se destaca que las mujeres de la élite de las tumbas de esta cultura consumían más carne que otras mujeres, lo que algunos investigadores han interpretado como un signo del poder político real que estas mujeres podían ostentar.

Los restos que acompañaban a esta mujer en la tumba, son de un hombre de entre 35 y 40 años, con signos de haber sido un guerrero. El desgaste que presenta en los huesos se relaciona con haber montado durante mucho tiempo a caballo y las numerosas cicatrices craneales indican una lesión facial de gravedad que podría haberse producido en combate. Junto al cuerpo se encontraron coleteros de plata, lo que indicaría un cabello largo recogido y dilatadores de oro en los lóbulos de las orejas. Todos estos elementos denotarían una distinción en la sociedad a la que pertenecía. Sin embargo, la mayoría de las riquezas de la tumba parecen asociadas a la mujer, algo común en esta cultura, ya que los hombres nunca eran enterrados con tanta opulencia, lo que también apuntaría a la teoría de que fuesen ellas las que desempeñaban un papel importante en la política de la comunidad. 

Interior de la tumba 38 de La Almoloya. Fuente: Llull, et al., 2021
Interior de la tumba 38 de La Almoloya. Fuente: Llull, et al., 2021

No obstante, algunos investigadores creen que es muy pronto para aventurarse a sacar esta conclusión y que cabe la posibilidad de que el poder de la mujer fuese únicamente simbólico y quiénes tomasen las decisiones de importancia fuesen los hombres. Para tratar de resolver este enigma, los investigadores creen que los estudios de ADN del yacimiento permitirán conocer cómo funcionaban las redes de parentesco y determinar si el poder pasaba de padres a hijos o de madres a hijas. 

Escrito por: Aurora Asín