El cuerpo sedente de la Edad del Bronce del cementerio de Humanejos (Madrid)

- ENLACE ARTÍCULO -
Las posiciones sedentes en los enterramientos prehistóricos son extremadamente inusuales, motivo por el que el significado que subyace a estos es aún desconocido. En la Península Ibérica y en la Edad del Bronce son aún más excepcionales. Por esto, el hallazgo de un cuerpo en posición sedente en el cementerio de Humanejos, en Parla (Madrid) resulta de gran interés.
El yacimiento es uno de los que conforma una de las mayores concentraciones de yacimientos Calcolíticos y de Edad del Bronce del interior peninsular. Cuenta con unas 20 ha, con más de 1700 estructuras domésticas y unas 100 tumbas, con un NMI de 168. Según los datos obtenidos tras un análisis radiocarbónico de las tumbas, se observa que la secuencia de utilización se encuentra entre el 3300 y el 2500 cal BC. Los enterramientos son, en su mayoría, hoyos circulares simples realizados en la roca que albergaban diversos tipos de inhumaciones. Los ajuares son abundantes en las tumbas pertenecientes al Calcolítico y a la cultura campaniforme, pero desaparecen por completo en las pertenecientes a la Edad del Bronce.
La tumba 31 es circular de unos 1,35 m de diámetro y 1,3 de profundidad en el centro. Dentro se halló un solo individuo en posición sedente en el centro de la tumba. La parte superior del cuerpo se encontró desarticulado, sin embargo, del pecho a los pies se encontró intacto y en conexión anatómica. El cuerpo fue cubierto de manera parcial, sin embargo, parece claro que la estructura estaba protegida, ya que, de lo contario, habría sido alterada durante el proceso de descomposición por diversos animales. La tumba resulta grande para contener un solo individuo, por lo que se cree que se puede tratar de una reutilización, aunque los investigadores no pueden confirmarlo, ya que se trata de un ritual atípico y desconocido. Asimismo, el fondo de la tumba resultó especialmente diseñado para acomodar el cuerpo sedente, por lo que si fue una reutilización se tomaron las molestias de readaptarlo para el nuevo enterramiento. Los restos se dataron mediante radiocarbono y los resultados reflejaron que se trataba de una inhumación de mediados de la Edad del Bronce.

El esqueleto se encontraba bien preservado y se pudo determinar que se trataba de un individuo masculino de entre 15 y 18 años. Los análisis de la dieta, permitieron determinar que, comparado con el resto de adolescentes del yacimiento, este individuo consumió menos cantidad de proteína animal, lo que los investigadores relacionen con su estatus social dentro de la comunidad. Por otro lado, junto al cuerpo, en el área cercana al cuello, se encontró una punta de flecha, que tras los estudios de las huellas de uso, parece indicar que fue usado como proyectil. Sin embargo, no presenta señales de atrición lo que relacionan con que fuese introducida en la tumba poco después de ser realizada.

Por tanto, los investigadores sugieren que el cuerpo pudo ser parte de un ritual en el que el cuerpo fuese expuesto en primer lugar, y tapado tras este. En cuanto a la flecha, pudo ser usada como proyectil; no obstante no se han encontrado signos de violencia en el cuerpo, lo que no descarta que la flecha pudiese matar al individuo afectando algún órgano o vaso sanguíneo importante. Finalmente, la postura sedente del individuo que en algunas culturas se ha relacionado con individuos privilegiados o chamanes, en este caso, parece no responder a esta explicación. El bajo consumo de proteína animal del individuo se ha relacionado con una posición no privilegiada dentro de la comunidad. Asimismo, sugieren que la exposición de la parte superior del cuerpo, pudo responder a algún tipo de castigo público. No obstante, el debate continúa abierto sobre el significado de este tipo de enterramientos.