La aplicación de técnicas no invasivas a la arqueología
Ya es posible descubrir ciudades ocultas bajo nuestros pies sin excavar un gramo de arena gracias a la aplicación de técnicas no invasivas basadas en tecnologías que escanean el subsuelo.
Herramientas de trabajo habituales de tecnologías no invasivas como georradares, drones o magnetómetros son cada vez más usados en el descubrimiento e interpretación del patrimonio arqueológico, pues son capaces de interconectar gran cantidad de datos georreferenciados y posicionarlos en mapas.
Entre estas tecnologías encontramos:
- Drones: permite a los investigadores identificar áreas de interés que son visibles a vista de pájaro y geoposicionar el área de trabajo.
- Georradares: trazan los itinerarios urbanos que esconde la tierra a una profundidad de hasta cuatro metros.
- Magnetómetros: averiguan todos aquellos lugares en los que hubo combustión en el pasado, como una necrópolis o un centro de producción cerámica.
- Sismógrafos y tacógrafos: permiten llegar hasta oquedades muy profundas, reconstruir niveles geológicos e incluso diferenciar lo natural de lo humano.
Además de que la arqueología de excavación es cara y determinadas fuentes de información están agotadas, estas técnicas tienen capacidad para conocer más datos en menos tiempo y con menos coste, lo que hace posible abordar investigaciones territoriales más amplias en las que cobran peso la interpretación del territorio, el paisaje y la interacción con ellos, y, abre el camino para que la arqueología no invasiva sea el futuro de toda investigación arqueológica.

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