¿ En qué nos parecemos los chimpancés y los humanos?

21.06.2021
Jane Goodall con Flint, el primer chimpancé nacido en Gombe después de la llegada de la primatóloga. National Geographic Creative.
Jane Goodall con Flint, el primer chimpancé nacido en Gombe después de la llegada de la primatóloga. National Geographic Creative.

Cuando estamos cara a cara con un chimpancé, resulta imposible no sentirnos reflejados en su mirada. Y no es de extrañar, ya que compartimos un 99% del ADN y nuestro número de genes es casi el mismo, unos 25.000. Tenemos una composición de la sangre tan similar que podríamos recibir una transfusión sanguínea de un chimpancé. Nuestro sistema inmunitario se parece tanto, que los chimpancés podrían contagiarse de casi todas las enfermedades humanas conocidas.

A pesar de algunas diferencias entre el cerebro del chimpancé y el humano, como áreas parietales superiores, lóbulos temporales y cerebelo más grandes y un aumento de conectividad entre las áreas de asociación en los humanos, entre otras muchas cosas, resulta llamativo la cantidad de semejanzas que existen entre el cerebro y el sistema nervioso central de un chimpancé y un humano. Al ser conscientes de estas similitudes, podemos hacer un ejercicio de humildad y reconocer unas capacidades intelectuales en nuestros semejantes, que hasta ahora considerábamos únicamente humanas.

Tetsuro Matsuzawa y Ai- Universidad de Tokio.
Tetsuro Matsuzawa y Ai- Universidad de Tokio.

Según el primatólogo Tetsuro Matsuzawa los chimpancés nos superan en memoria visual. Esto ha sido probado mediante un experimento en el que ningún humano ha sido capaz de retener y señalar una secuencia del 1 al 9 que desaparece al instante en un ordenador, pero un chimpancé joven, sí. Quizás pudimos perder esta capacidad de memoria visual, al dar paso al desarrollo del lenguaje. Según este primatólogo, una de las diferencias esenciales entre humanos y chimpancés sería la imaginación: "La imaginación es una fuerza única del ser humano y es la base para entender la mente de los demás. Los chimpancés viven en el presente, nosotros también tenemos pasado y futuro. Ellos viven aquí y ahora, no tienen ansiedad. Nosotros tenemos esperanza".

Los chimpancés en cautividad pueden aprender hasta 400 palabras del lenguaje de signos, que posteriormente utilizarán para comunicarse con su profesor. Pueden fabricar herramientas y resolver operaciones matemáticas sencillas. Tienen conciencia de sí mismos y pueden determinar el estado de ánimo de sus semejantes. Tienen muy marcada su personalidad, siendo muy distintas y complejas, llegando a producirse enormes diferencias entre los miembros del grupo.

Quizás uno de los factores que más han fascinado a la Doctora Goodall es la semejanza a nivel emocional: los chimpancés pueden mostrar rabia, alegría, tristeza, miedo y desesperación. Incluso expresan dolor , tanto físico como mental.

Somos primates. Compartimos un antecesor común con el chimpancé hace entre 9 y 7 millones de años, por lo que, es posible que muchas de las conductas que compartimos, estuvieran presentes en el ancestro común, y por tanto, en los primeros humanos.

Al igual que nosotros, tienen una curiosidad muy acusada, sobre todo las crías y los jóvenes, lo que podría dar lugar al uso de herramientas, al aprendizaje e incluso a formas de cultura primitivas. Aunque, no es algo exclusivo de los más jóvenes, ya que los chimpancés adultos siguen demostrando gran fascinación por el mundo en el que viven.

En Gombe, Jane Goodall, pudo dar testimonio de muchos casos en los que los chimpancés demostraron compasión y altruismo por sus semejantes. Por ejemplo, si muere una madre, es muy probable que la cría huérfana sea adoptada por uno de sus hermanos mayores e incluso por algún adulto no emparentado, aunque esto no le suponga ninguna ventaja. Sin embargo, también se parecen a nosotros en nuestro lado más oscuro: nuestro carácter bélico. Los chimpancés son capaces de cometer actos con una violencia extrema e incluso se han registrado formas de guerra primitivas. Es posible que tanto el altruismo, como el belicismo, fueran conductas heredadas de nuestro antepasado común.

El estudio de la mente de los chimpancés es esencial para comprender la evolución y el funcionamiento de la mente humana, ya que, movidos por nuestra arrogancia, si no existieran estos estudios, continuaremos pensando que somos seres únicos en el planeta y absolutamente diferenciados de los animales. Gracias a la ciencia, podemos hacer un ejercicio de humildad y ver que no somos tan diferentes a nuestros semejantes.

Quizás, movidos por nuestras semejanzas, algunos laboratorios los utilizan como sustitutos humanos con los que investigar o probar vacunas u otros medicamentos que curen enfermedades específicamente humanas. Apelo a nuestro heredado altruismo y compasión, para considerar a estos animales como nuestros hermanos y por tanto tratarlos con el respeto que se merecen, ya que, no debemos olvidar que nosotros también somos primates.


Referencias bibliográficas:

Goodall, J. (2014) "Similitudes con los humanos. Jane Goodal viviendo entre chimpancés".

Guillén- Salazar, F. (2005) Existo, luego pienso. Los primates y la evolución de la inteligencia humana. Ateles Editores. Madrid.

Rodriguez, E. (2019) "Humanos y chimpancés somos casi la misma criatura". SINC.

Ruiz de Elvia, M. (2005). "Humano y chimpancé comparten el 99% del ADN". EL PAÍS.

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Escrito por: Victoria Alonso