Impresionante reconstrucción del aspecto de una mujer de la Edad de Piedra

Los restos esqueléticos de la mujer se encontraron en 1923, durante la construcción de una carretera en la aldea sueca de Ladmansören. Se trataba del cuerpo de una mujer enterrada junto al esqueleto de un niño de unos 7 años. Gracias a la datación que se realizó, pudieron determinar que ambos habían fallecido hace al menos 4000 años en la actual Suecia.
Oscar Nilsson es el encargado de esta reconstrucción que se puede ver en una exhibición sobre personajes antiguos en el Museo Västernorrlands. Tal y como sucede en estas ocasiones, tendemos a pensar que se trata de una madre y su hijo, sin embargo, puede que fuesen simples compañeros de tribu o hermanos. El ADN no se ha conservado en buen estado, por lo que tratar de averiguar el parentesco es imposible. No obstante, Nilsson decidió optar por la opción que los une como madre e hijo y la recreó en una postura maternal, que dista con la imagen primitiva de tosca o primitiva.
La mujer habría muerto entre los 20 y los 30 años y medía unos 150 centímetros, lo que es incluso algo baja para la época neolítica. Sus restos no mostraban ningún signo de malnutrición, herida o enfermedad, aunque es probable que muriera de alguna enfermedad que no deje rastro en los restos esqueléticos. De acuerdo a los análisis de isótopos, se determinó que la mujer tenía una alimentación basada en alimentos terrestres, lo que difiere con que su tumba fuese encontrada cerca de un río con gran cantidad de peces cercano a la costa.

La reconstrucción se llevó a cabo gracias a la impresión 3D del cráneo encontrado. Al no disponer de datos genéticos, Nilsson, tuvo que investigar para acercarse al origen étnico de la mujer. Para ello, se basó en hechos científicos como las tres grandes oleadas de migración que llegaron a Escandinavia. Durante la primera de ellas, entre hace 12.000 y 10.000 años, llegaron cazadores-recolectores de piel oscura y ojos claros. Después, llegaron agricultores del sur con piel clara, pelo oscuro y ojos marrones hace entre 5.000 y 4.000 años, cuando esta mujer vivió. Y por último, una tercera ola con la que se introdujo la cultura Yamnaya desde la actual Ucrania, con piel algo más oscura que los agricultores y que trajeron el arte del trabajo del metal hace unos 3500 años. Por lo que basándose en esta información, Nilsson doto a la mujer de un aspecto correspondiente con esa segunda ola, con ojos y pelo marrones y piel clara.
En la reconstrucción también se tuvieron en cuenta las vestiduras. Para ello, Helena Gjaerum, arqueóloga independiente, estudió el clima, el entorno, la vegetación y la fauna de la época en el lugar y diseñó las ropas con piel de ciervo y alce y los zapatos con piel de reno, castor y zorro. Para ello, separó la carne de la piel y la introdujo en el río, método que ayuda a que el pelo se vaya cayendo. Después quitó el pelo de la piel y la untó con una solución a base de sesos de alce para conseguir que las fibras de la piel se junten, lo que permite una mayor flexibilidad y la protege de la putrefacción al mojarse. Tras esto, masajeó la piel, la hirvió, la estiró y la ahumó, para finalmente, diseñar la ropa. Para lo que optó por la comodidad y la funcionalidad de la misma.
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