Primeros indicios de momificación
La revisión de material arqueológico encontrado en la década de 1960 por los arqueólogos del Museo Nacional de Arqueología de Lisboa en el valle de Sado (Suroeste de Portugal), ha arrojado luz sobre las prácticas mortuorias de las poblaciones europeas del Mesolítico.
Los restos analizados, restos humanos de unos 8.000 años de antigüedad, se encontraron en un depósito de conchas. En ese momento, no se les dio mayor importancia hasta que se encontraron varios rollos de negativos de la excavación. Una vez analizadas las fotografías, algo que se ha realizado muy recientemente, un equipo multidisciplinar liderado por Rita Peyroteo-Stjerna, bioarqueologa de la Universidad de Uppsala, han llegado a la conclusión de que los restos podrían ser la evidencia de momificación más antigua de Europa. De ser así, demostraría que la momificación ya era una práctica habitual en Europa desde tiempos prehistóricos.
En algunas de las grabaciones del proceso de excavación, de entre 1960 y 1962, aparecían los restos de trece individuos. Al analizar las imágenes, el equipo de Peyrote-Stjerna se percató de que los huesos de los brazos y piernas de algunos esqueletos estaban "hiperflexionados", lo que quiere decir que estaban dispuestos de una manera antinatural y sugiere que esas partes pueden haber sido inicialmente separadas y luego reensambladas. Además, las articulaciones de manos y pies, que normalmente son las primeras en fragmentarse cuando el cuerpo se descompone, estaban intactas y en la posición en la que fueron enterradas. Tampoco había señales de que la tierra se hubiera infiltrado dentro del cuerpo. Por todo eso, se presupone que el cuerpo pudo ser momificado.
No todos los cuerpos encontrados en el depósito de conchas del valle de Sado contaba con las mismas características. Algunos de los restos eran más compactos que otros y tenían señales que sugerían un tratamiento diferente. Podrían incluso provenir de otros lugares, siendo compatible con la práctica de la momificación porque serian cuerpos más ligeros al carecer de órganos internos.
El equipo de investigadores realizaron experimentos con el fin de dar explicación a los restos, llegando a la conclusión de que los difuntos probablemente habrían sido tensados con cuerdas y atados a una estructura elevada, dejando que drenen los fluidos mientras se mantiene la integridad del cuerpo.
Se trata de un estudio muy enriquecedor para la comprensión de las prácticas mortuorias de la prehistoria, y sobre todo, para la comprensión de los ritos de momificación, ya que la descomposición de los ejidos utilizados para envolver el cuerpo hace muy difícil rastrear el tipo de técnica utilizada. También depende mucho del clima que los cuerpos se mantengan en mejor o peor condiciones.

Dos de los cuerpos encontrados en el valle de Sado. Foto: The European Journal of Archaeology