Los coprolitos de Stonehenge revelan la dieta que ingerían sus posibles constructores

24.05.2022

Una vez más traemos un estudio centrado en los coprolitos o heces fosilizadas, de esos que tanto nos gustan por aquí. Sin duda, un elemento arqueológico que proporciona información de gran valor a pesar de que pueda parecer insignificante. En este caso, se trata de las heces encontradas en Stonehenge, en Salisbury Plain, al sur de Inglaterra que tras un análisis genético se concluyó que se trataba de heces humanas y su posterior estudio desveló lo que comían sus pobladores durante las fiestas de invierno.

Coprolitos humanos encontrados en Durrington Walls (Mitchell, P.D., et al. 2022)
Coprolitos humanos encontrados en Durrington Walls (Mitchell, P.D., et al. 2022)

La datación de los restos fecales sugiere que podría tratarse de pobladores que participaron en la construcción de los monolitos, que recientemente se ha podido determinar que habrían servido como calendario solar. Las heces se encontraron en un montón de basura en Durrington Walls, asentamiento neolítico a unos 3 km del yacimiento y que se cree que fue el lugar en el que se alojaron los que construyeron Stonhenge durante la segunda fase de su construcción. En total se encontraron 19 heces con una antigüedad de al menos 4.000 años, momento que coincidiría con la época en la que se erigió este espacio. Junto a las heces humanas se encontraron heces de perros y de ratas, por lo que parece que la convivencia con estos animales era algo normal para los humanos que se asentaban en el lugar. Al parecer este lugar solo estaba habitado durante el invierno y quedaba vacío en verano, cuando los granjeros y agricultores se desplazaban a zonas del sur de Inglaterra para trabajar el campo. Estos debían volver en invierno y continuaban trabajando en la construcción del monumento.

Tanto las heces humanas como las de las ratas y los perros estaban infestadas de huevecillos, parásitos y gusanos fosilizados. Los investigadores de la Universidad de Cambridge, sugieren que estos parásitos se encontrarían en la comida que ingerían, en especial, en la carne que comían durante los festines. Los parásitos que se encontraron son similares a los que actualmente provocan problemas intestinales a personas que han ingerido alimentos de origen animal crudos o poco cocinados. Al parecer, no solo ingerían la carne sino que también comían los órganos internos de los animales. De este modo, según los investigadores, los huevos de gusano conocidos como Capillariidae indican que la persona había comido pulmones o hígados crudos o poco cocinados de un animal infectado. Y al parecer, en este caso, las vacas serían la fuente que infectó a estos humanos, y en además, pudieron determinar que estas vacas provenían del sur del Reino Unido.

Huevo Capillaria de coprolito humano de Durrington Walls (Mitchell, P.D., et al. 2022)
Huevo Capillaria de coprolito humano de Durrington Walls (Mitchell, P.D., et al. 2022)


Por este motivo, y tras el análisis de los coprolitos tanto humanos como de perros, los investigadores sostienen la teoría de que durante los festines de celebración comían órganos internos de animales como la vaca y daban las sobras a los perros. Asimismo, en uno de los excrementos de perro encontraron huevos de parásitos provenientes del consumo de pescado crudo. Sin embargo, en el yacimiento no se han encontrado indicios del consumo de pescado por parte de los humanos, lo que sugiere que el perro estaba ya infectado cuando llegó a este poblado. 

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Escrito por: Aurora Asín