El olor de una tumba egipcia

07.06.2022

La tumba del respetado arquitecto egipcio Kha, que vivió durante la dinastía XVIII (1539-1292 a.C.) y su mujer Merit, permaneció intacta durante miles de años. Todo fue dispuesto para su descanso en el más allá, su hijo se encargó de que no les faltase de nada: más de cincuenta ánforas llenas de vino, uvas, carnes sazonadas, cestas con comida, mesitas de madera repletas de verduras, panes, etc.

En la imagen, hijo de Kha y Merit entregando ofrendas a sus padres


La tumba fue descubierta en 1906 por un arqueólogo italiano llamado Ernesto Schiapparelli. El ajuar permaneció completo y la abundancia y calidad del mismo hablaba del estatus de los fallecidos. La mayor sorpresa para Schiapparelli fue comprobar que además de las ofrendas de alimentos, también había guirnaldas de flores e incluso la peluca de Merit posada en su percha. También otros objetos de uso cotidiano como elementos de costura, horquillas, peines, ropa de ambos, muebles e incluso una caja de madera con instrumentos relacionados con el trabajo de Kha. El ajuar contaba con todos los elementos representativos de la vida de la pareja.

Peluca de Merit


Las momias y sarcófagos de Kha y Merit, así como el ajuar, se llevaron al Museo Egipcio de Turín, donde siguen a día de hoy. Muchas de las ánforas sigues selladas, no han sido nunca abiertas pero ya desde las estanterías en las que se almacenaban en el museo se percibía un olor dulzón y afrutado. Eso llamó la atención de Ilaria Degano, química analítica de la Universidad de Pisa que en 2019 se puso a analizar esos olores con tecnología capaz de descifrar los componentes de dichos aromas.

El equipo de Degano puso bolsas de plástico durante varios días alrededor de los recipientes para recoger moléculas volátiles. Los recipientes son ánforas selladas con tela de lino, otras son jarras cerradas con su propia tapa, etc. El equipo usó un espectrómetro de masas con tubo de flujo de iones, de esta forma lograron identificar los componentes de los aromas. Encontraron cosas como: hidrocarburos de cadena larga (cera de abejas), trimetilamina (producido por el pescado seco) y aldehídos relacionados con la fruta. También se detectó la presencia de aceites, grasas vegetales y harina de cebada.

Uno de los recipientes, tapado con tela de lino


Según los investigadores, "el principal reto es que el olor que emiten los materiales envejecidos es diferente del de las sustancias nativas. Se necesitan materiales de referencia envejecidos y estudios de degradación para abordar el análisis químico de los residuos de materiales orgánicos antiguos". Por tanto, queda mucho por analizar para poder tener resultados más concretos.

Parece que el estudio de los aromas podría llevarnos a una experiencia más inmersiva y nos permitiría experimentar el pasado de una manera más emocional y personal. De esta forma, llegará el día en el que sepamos, por ejemplo, qué olieron los familiares de los faraones antes de cerrar sus tumbas. 

Te puede interesar...

Escrito por: Oihane Morgado