Disculpen, no se levanten

28.07.2020
Túmulo con corredor de entrada (mámoa) de Rei de Castiñeiras (Galicia) Fuente: https://www.galiciamaxica.eu/
Túmulo con corredor de entrada (mámoa) de Rei de Castiñeiras (Galicia) Fuente: https://www.galiciamaxica.eu/

La muerte es un evento puntual, que acompaña a todos los seres vivos como un punto de no retorno. A partir de ese momento, entran a formar parte de un ciclo que conecta toda la materia del planeta. Sin embargo, los enterramientos y las sepulturas son un actos intencionales. Desde la fosa más improvisada hasta el mausoleo más imponente requieren de un mínimo de planificación. Hay tres momentos que, sin importar cómo se vaya a llevar a cabo el enterramiento, son comunes: disponer un espacio funerario, el tratamiento del cadáver (que puede ser más elaborado o menos, pero siempre va a estar presente en el "ritual" de enterramiento) y la deposición de ofrendas, que es quizás la que podría resultar más dudosa en algunas ocasiones.

Con el sedentarismo comenzó a hacerse necesaria una gestión de los cuerpos. Los muertos empiezan a tener, después, un valor dentro de la sociedad. El ritual supone un control social de los muertos; de él, la estructura funeraria, el tratamiento del cadáver, las ofrendas... Pasa a convertirse en un elemento más dentro de la expresión cultural de ese pueblo, incluso llegando a definirlo como pasa, por ejemplo, con la cultura de campos de urnas, extendida por toda Europa Central hacia el oeste, incluyendo la península Ibérica. Hay que tener en cuenta, no obstante, que no todo lo que se encuentra asociado a un enterramiento tiene por qué ser ritual; esto es, una cabeza separada del cuerpo puede ser porque la persona murió decapitada o porque es una cuestión cultural como tratamiento post-mortem.

Durante los inicios de la considerada arqueología moderna, durante las grandes campañas del siglo XX, había una tendencia a las excavaciones en busca de tumbas. La creencia de que estarían llenas de tesoros movía mucho más que el verdadero deseo de conocimiento y comprensión de esa expresión social. Hay mucha información que se ha de tener en cuenta cuando se excava una tumba:

  • La relación entre los muertos y los vivos: no se puede saber a ciencia cierta cuál es el verdadero motivo de una posición u otra de las tumbas; sin embargo, sí que hay diferencias entre niños y adultos, estando los primeros normalmente dentro de casa. 
    Es posible que esto fuera por una creencia relacionada con el alma o de protección, como si estando dentro del recinto el niño aún pudiera vivir en los siguientes hermanos o los padres pudieran protegerlo.

En caso de encontrar los restos incinerados es más fácil relacionarlo con una cuestión de mantener a los difuntos cerca de la familia, un mejor movimiento en caso de traslados...

Uno de los más destacables ejemplos de enterramiento con planificación y que implica una distinción social son los túmulos, que aunque en origen eran simples acumulaciones de piedras sobre el cuerpo después fueron haciéndose más sofisticadas. Estas colinas artificiales se encuentran en distintas localizaciones geográficas; en particular, en la península Ibérica se han encontrado por prácticamente todo el territorio. En un principio se pensó que estaban relacionada con las culturas megalíticas europeas, pero en el centro e incluso regiones más al sur también hay presencia de estos túmulos. Las cronologías para estas construcciones se enmarcan entre el V milenio a.n.e. hasta finales del III milenio a.n.e.

Los túmulos en origen eran antas, es decir, dos piedras verticales y una horizontal cubiertas por tierra que crean una colina artificial. Eran pequeñas, con una cámara simple que solía albergar varios cuerpos con ajuares muy completos entre los que se incluían armas, útiles, adornos, ídolos y comida en algunas ocasiones.

Después empezaron a construirse con estructuras más complejas que incluían entrada así como una mayor cámara. La decoración se hace más habitual empleando materiales de la zona, en la mayoría de los casos pizarra que podían grabar. Estos son mucho más habituales en la zona gallega aunque sin incluir una definición territorial actual, por lo que en el norte de Portugal también están presentes.

La última de estas etapas supone un retroceso en cuanto al tamaño, puesto que vuelven a hacerse pequeños y tienen más el aspecto de sarcófagos con una losa para cubrirlos. El impacto en el paisaje es muy reducido precisamente por el tipo de construcción. Los enterramientos ya no son colectivos y el tipo de ajuar está más relacionado con la lucha más que con la utilidad.

La mayor parte del discurso social se pierde al no haber textos que incluyan testimonios o intencionalidades; sin embargo, sí que se pueden interpretar e identificar variaciones entre unos grupos u otros y la forma que tienen de relacionarse con la muerte y sus difuntos.