Curiosidades prehistóricas (II): Las máscaras de piedra de Judea

28.10.2020
mascara (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)
mascara (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)

Cuando se van aproximando estas fechas del año a muchos/as nos gusta leer libros, ver películas y escuchar historias que de un modo u otro puedan despertar un miedo controlado en nuestro fuero interno. Hoy vamos a dedicar estas líneas a unos objetos que desde un punto de vista contemporáneo pueden parecer tétricos y siniestros, nos referimos a las máscaras de piedra de Judea.

Se han encontrado un total de 17 de estas máscaras hasta el momento, todas procedentes del área de Judea, aunque de dos solo conservamos fragmentos. Estas singulares piezas se han datado en 9.000 años de antigüedad, justo en el momento en que las sociedades prehistóricas del actual Israel comenzaban a sedentarizarse, incluso antes de que adoptasen el desarrollo y creación de la cerámica. Por desgracia, la gran mayoría de estos ítems son procedentes del expolio y puestos posteriormente a la venta en el mercado internacional.

Sin embargo, dos máscaras fueron encontradas en el transcurso de unas excavaciones arqueológicas. La primera de ellas se halló en 1983, en la cueva de Nahal Hemar, junto a otros objetos ceremoniales como cráneos humanos enyesados o cuchillos rituales (puedes leer más sobre estos utensilios pulsando aquí). La segunda se descubrió poco después en el poblado neolítico de Basta, y había sido destruida intencionalmente pasando a formar parte del pavimento de una habitación.

Las máscaras se labraron en piedra caliza y tiza, llegando a pesar alguna hasta los 3 kilos. Aunque todas guardan una similitud estilística, también difieren en detalles. Por ejemplo, sabemos que algunas de estas piezas fueron pigmentadas con colores llamativos. En otras se han encontrado restos de betún o colágeno adheridos a las zonas del cabello, la barba y el bigote, estando posiblemente ataviadas con pelo humano para dar más realismo a la obra final.

Algo en lo que también se diferencian, pero que por lo general es muy común encontrar en estas máscaras, son los agujeros que rodean su contorno. Varían en número, pero el propósito tuvo que ser el mismo.

Como es normal, cuando hablamos de su posible uso entramos en el terreno de lo especulativo e hipotético. Se ha señalado que esos orificios podrían servir para atarlas a una estaca, a un difunto, a un chamán o "maestro de ceremonias", etc. Sea cual fuere su función real, al menos queda patente su clara intencionalidad como parte de un rito que quizás hoy no podamos entender. Y por supuesto, su simbolismo en cuanto a estatus social se refiere, deducido del escaso número de hallazgos en una región con un patrimonio prehistórico amplio, riquísimo y único en el mundo.

mascara 2 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)
mascara 2 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)
mascara 3 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)-min
mascara 3 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)-min
mascara 4 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)
mascara 4 (foto extraida de HERSHMAN, Debby. Face to face the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.)


Bibliografía

- FORSSMANN, Alice. (11 de diciembre de 2018). Un hallazgo arqueológico único: una máscara neolítica de 9.000 años de antigüedad. Historia National Geographic. Recuperado el 21 de octubre de 2020 de https://historia.nationalgeographic.com.es/a/hallazgo-arqueologico-unico-mascara-neolitica-9000-anos-antiguedad_13564/2 

- HERSHMAN, Debby. Face to face: the oldest mask in the world. Jerusalem, The Israel Museum, 2014.

Escrito por: Miguel Toledano