Arqueología en la piel: los tatuajes antes de nuestra era
El siglo XX fue testigo del florecimiento del tatuaje en el mundo occidental. La asimilación y apropiación de esta técnica significó un auténtico "boom" en nuestra forma de expresarnos y vernos entre nuestros iguales. Una práctica que se ha acrecentado hasta el día de hoy.
Más allá del mero gusto estético, los tatuajes han servido -y en muchas ocasiones siguen sirviendo- para diferentes finalidades: rituales o religiosas, individualizarnos ante la sociedad, como muestra de pertenencia a un determinado grupo, como forma de honrar a los antepasados, , etcétera. Tan sólo debemos observar nuestra piel con otros ojos para darnos cuenta que hablar de tatuajes es hablar de historia.
Sin embargo, seguir el rastro de los tatuajes no siempre es fácil cuando se trata de arqueología. Las pruebas más evidentes de su empleo en la antigüedad -es decir, el tatuaje en sí mismo- rara vez se conserva en el registro arqueológico debido especialmente al clima y a factores edafológicos.
Los indicios de su uso nos retrotraen al Paleolítico Superior. Es posible que en la cueva de Mas d'Azil (Francia) se conserve el kit de tatuajes más antiguo del mundo hallado hasta el momento. En estratos magdalenienses datados entre 17.000 y 12.000 ANE se encontraron gran número de agujas de hueso con restos de color, espátulas de hueso, recipientes para mezclar y contener el colorante, nódulos de ocre pulidos en forma de lápiz, otros con señales de haber sido raspados, etc. Objetos que mediante la etnografía comparada parecen corresponderse con utensilios para tatuar usados por diversos pueblos que emplean esta práctica.
El descubrimiento alpino de la momia de Ötzi en 1991 significó un gran paso al frente para el estudio del Calcolítico europeo, y por supuesto, nos acercó un poco más a los tatuajes del pasado. Hasta la fecha, se han encontrado 61 marcas en su cuerpo, todas ellas formadas por líneas simples, a excepción de un par de cruces. Se realizaron a base de incisiones que después se rellenaban con hollín.
La disposición de los tatuajes en el cuerpo del Hombre de Similaun (como también se conoce a Ötzi) han llevado a los investigadores a proponer un uso terapéutico para los mismos. La mayor parte de estos se concentran en las piernas y la región lumbar, lo que hace pensar que servirían como una especie de acupuntura ancestral para calmar el dolor en las articulaciones.

Si avanzamos un poco más en el tiempo, concretamente hace 3.000 años, encontraremos los primeros tatuajes figurativos en la momia femenina de Deir el-Medina (Egipto). En su cuerpo se han hallado una treintena de tattoos relacionados con la religión egipcia como por ejemplo los famosos ojos de Horus, babuinos, vacas, flores de loto, etc.
Asimismo, no podemos dejar de mencionar las impresionantes momias de la cultura Pazyryk descubiertas en la meseta siberiana. En su piel se pueden observar decenas de tatuajes con motivos animales, tanto realistas como mitológicos o imaginarios, en clara alusión al modo de vida nómada de este pueblo de la Edad del Hierro. Uno de los tatuajes más famosos de esta cultura es el ciervo floreado que lleva en el hombro la llamada Princesa de Ukok, encontrada en 1993.

Aunque el significado de los tatuajes ha ido evolucionando y transformándose con el tiempo, la realidad es que algo que nos parece tan moderno ha acompañado a la humanidad desde hace milenios, haciéndonos más únicos de lo que ya éramos, somos y seremos.
Bibliografía
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